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lunes, 19 de enero de 2015

AVES DE CALI

LA CIUDAD DE LAS AVES EN EL PAÍS DE LAS AVES

Por: Juan F Conde

Cali es la ciudad de las Aves en el país de las Aves. Colombia tiene el honroso honor de ser el país más biodiverso en aves del mundo con 1903 especies registradas, casi la quinta parte –el 18%- de las 10.507 aves conocidas en el mundo en tan sólo el 0.8% de la superficie de la tierra.


No hay registros oficiales del número de especies de aves de la ciudad de Cali pero podemos hacer algunos estimativos partiendo de registros parciales como el que nos arroja el inventario de 220 especies de aves de la Comuna 22 de la ciudad de Cali hecho por un equipo de trabajo coordinado por el biólogo Rafael Contreras en el “Estudio de caracterización de las áreas de conservación y protección ambiental de la comuna 22”. De éstas 220 especies se han registrado 30 migratorias lo que constituye otro atractivo ecológico de la ciudad para el turismo nacional e internacional de avistamiento de aves.

Con el estimado de 300 especies de aves del Parque Natural Los Farallones de Cali, que también pertenecen a la ciudad, podríamos afirmar que en la ciudad de Cali, con sus zonas y ecosistemas rurales, existen cerca, o más,  de 400 especies de aves, más de la quinta parte de las aves de Colombia.

Con actitud positiva y gran alegría estamos afirmando de la recuperación de algunas especies extintas localmente que hemos vuelto a ver en la ciudad y en sus alrededores y que están en franca recuperación. Contamos entre éstas con especies exóticas que nos sirven de atractivo para este prometedor segmento del turismo como son el Gallito de Roca –Rupicola peruviana-, la Oropéndola Común –Psarocolius angustifrons-, el Quetzal Colinegro –Pharomachrus auriceps- o el Trogón Collarejo –Trogon collaris-, el Coclí –Theristicus caudatus-, ente otras.

Para la atracción turística también podemos ver ahora con mucha frecuencia cruzando el espacio vital de la ciudad especies de la hermosa familia de las Psitácidas como la Guacamaya Cariseca –Ara severa-, el Perico Carisucio –Aratinga pertinax-, el Perico Chocolero –Aratinga wagleri-, la Lora Petirroja –Amazona autumnalis-, la Cotorra Cheja –Pionus menstruus- y la Lora Común –Amazona ochrocephala-.
 Una de las razones para que no se tengan registros oficiales del número de especies de la ciudad de Cali ha sido la inseguridad en las zonas rurales que ha impedido que los pajarólogos y ornitólogos nos aventuremos a hacer estos reconocimientos ‘in situ’, sobre todo en Los Farallones de Cali, la zona más rica en aves de la ciudad. Pero ahora, con las promesas de paz y el creciente interés de tantas personas e instituciones en el tema, tenemos la obligación moral, ética, estética y académica de precisar el número de especies de aves de nuestra ciudad, “La ciudad de las Aves”.

Tenemos que prepararnos para el posconflicto ya que la paz traerá avalanchas de turistas que nos querrán visitar para ver nuestras hermosas especies de aves de las que somos afortunados de poseer.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

PIRANGA ROJA, Piranga rubra

UNA ILUSTRE VISITANTE

Por: Juan F Conde

Les presento este precioso pájaro que nos visita cada año desde lejanas tierras ya que nos llega desde el norte de México o de los Estados Unidos. Se trata de la Piranga Roja, de nombre científico Piranga rubra. Mide dieciocho centímetros, el macho presenta el pico blanquecino y amarillento la hembra. En época de inviernos el pico se torna un poco más oscuro en ambos sexos. El macho tiene un hermoso color rosa, encima más oscuro. Alas y cola parduzcas. El macho permanece rojo todo el año; la hembra presenta un tono oliva por encima, alas y cola parduzcas, amarillo claro debajo. Los inmaduros son del color de las hembras y los que ya casi son adultos presentan una coloración moteada de rojo y amarillo. Ambos sexos presentas patas negras.
 Macho, hembra y juvenil
Esta especie se puede confundir con la Piranga Bermeja, de nombre científico Piranga flava. Pero esta especie no la vemos en el Valle geográfico del río Cauca porque le gustan las temperaturas un poco más frescas y sí la podemos encontrar pero en los Farallones de Cali desde los mil quinientos hasta los dos mil doscientos metros sobre el nivel del mar.


Quizás los tonos rojos del macho de Piranga rubra sean más brillantes y definidos que el de la Piranga flava, y quizás sea esa la forma de saber de cuál especie se trata, además de la altura en la que las veamos, aunque la rubra se puede ver hasta los dos mil setecientos metros sobre el nivel del mar, si la vemos a la altura de los mil metros se trata de esta especie migratoria como las que vemos de octubre a marzo en Cali.

En verano habitan en bosques de encino y bosques de galería en el centro y sur de los Estados Unidos y norte de México. En otoño migran hacia el sur, e invernan desde el centro y sur de México, en América Central, y en el noroeste de América del Sur -hastaPerú y oeste de Brasil-, donde habitan principalmente en selvas tropicales. 

Se alimentan de insectos –arañas, abejas y avispas sin ponzoña-, pequeños frutos, y frutas tropicales. Por su consumo de abejas también se la conoce como Piranga Abejera. Al norte de Chile también es posible verla en verano.

Construyen un nido en forma de cuenco sobre ramas horizontales de árboles de altura media y alta.

Referencias
-Internet, wikipedia
-Guía de las Aves de Colombia, Hilty y Brown
-Observaciones personales



martes, 25 de noviembre de 2014

EUCALIPTO DE FLOR, Callistemos citrinus

Por: Juan F Conde

Me llamó la atención Adolfo Dagua, el jardinero mayor de la Universidad Javeriana, y me preguntó: -¿Ya vio el árbol florecido, profe?-. -¿Cuál?, le pregunté-. -Pues el que está en la esquina de la cancha de fútbol-. –Ah, ¿el eucalipto de flor?-.


También es llamado Calistemo o Escudillón, de nombre científico Callistemos citrinus, del griego Kalle que quiere decir belleza, e ystemon que quiere decir estambre en referencia a los racimos florales, cuyos estambres recuerdan un tirabuzón. Citrinus hace alusión al aroma cítrico que exhalan las hojas al frotarlas o molerlas.

Recibe varios nombres comunes o vulgares por la apariencia de sus flores, como Limpiatubos, Árbol del Cepillo, Escobillón Rojo, Limpiabotellas, Cepillo, Limpiateteros. Por el olor de sus hojas recibe el nombre de Eucalipto de Flor. Y sus flores atraen colibríes, mieleros y numerosos insectos. 

Es una planta muy resistente y sirve para decorar terrenos muy pobres. Las semillas germinan sin dificultad pero la descendencia es muy dispar y muchas plantas no ofrecerán flores ornamentales. Es muy resistente a las plagas de jardín.

Es originario de Australia pero se difundió con éxito en los trópicos. En Colombia fue introducido hace realmente poco tiempo, en la segunda mitad del siglo XX. Alcanza una altura de seis o siete metros y su tallo de veinte  a treinta centímetros. Su belleza se debe a su tenue follaje, a su hermosa floración y a la estructura general del arbusto.
 
El método de propagación adecuado es el de estacas –esquejes- con hojas de madera parcialmente madura, las cuales enraízan con bastante facilidad en invernadero. También por semillas contenidas en las capsulas leñosas que brotan a lo largo de los tallos; las capsulas se colocan en una bandeja o bolsa de papel en un lugar cálido hasta que liberen las semillas que son muy delicadas. Se plantan con una mezcla de tierra y arena gruesa sin apenas cubrirlas y se mantienen húmedas.


La silueta del árbol es parecida a la de los sauces llorones, generalmente ovalada pero su forma se puede guiar por la poda. Necesita buen sol, suelo bien drenado y arenoso. Puede cumplir un papel muy importante en la conservación y propagación de la biodiversidad.

jueves, 13 de noviembre de 2014

COCLÍES EN LA JAVERIANA DE CALI –Extracto de memorias-

Cali, P. U. Javeriana, jueves 13 de noviembre de 2014.

Son las 7:30 am. Acabo de tomarle fotos a una pareja de coclíes que estaban posados en la antena de la Emisora Javeriana Estéreo que está ubicada en los predios del acueducto de la P. U. Javeriana de Cali. Aunque los había visto sobrevolando el campus es la primera vez que los veo posados aquí. Ya he escrito varias notas sobre esta hermosa y gran especie de ibis, pero para mí es un acontecimiento el haber podido fotografiarlos hoy.

Hay que decir, para esta nota que esta especie estuvo desaparecida de Cali y del centro del Valle del Cauca durante cincuenta años y que se ha ido recuperando porque ya no se hacen sancochos con ellos y han dejado de eliminarlos. Para muchos será la primera vez en su vida que los están viendo. 
Fui testigo de su desaparición en mi niñez en mi pueblo, Ginebra, Valle del Cauca. Esta especie se conoce en el sur del continente como bandurria y en los Llanos Orientales de Colombia como tautaco. Su nombre científico es Theristicus caudatus. Su sonoro canto, como pito de carro viejo, los delata.
Más abajo, en la misma antena y al mismo tiempo que los coclíes, una pareja de gavilanes llamados comúnmente La Pigua, de nombre científico Milvago chimachima, gritaban a dúo.

miércoles, 29 de octubre de 2014


AVES DE CALI PARA EL MUNDO

Las fotografías aquí expuestas fueron tomadas en Cali y sus alrededores: en el campus de la P. U. Javeriana, en el Club Campestre, en Pichindé, en el bosque de San Antonio y en la carretera al mar.

Es notoria la recuperación de algunas especies de aves en Cali, en Los Farallones de Cali, pero debemos a toda costa preservar los ecosistemas para que esta riqueza sea mantenida y mejorada.

Colombia es el país más biodiverso en aves del mundo con más de 1900 especies registradas por los ornitólogos. Una riqueza que todos envidian y un compromiso con la humanidad.


El Valle del Cauca es el departamento más biodiverso en aves de Colombia, con cerca de 900 especies, riqueza de la que debemos sentirnos orgullosos, reconocerla y preservarla.


Cali es la ciudad más biodiversa de aves del mundo con más de 450 especies, riqueza propia para desarrollar el mejor ecoturismo de avistamiento de aves a nivel mundial.

El autor de estas fotografías es Juan F Conde, profesor de la P. U. Javeriana de Cali, encargado de la Educación Ambiental de la Oficina de Responsabilidad Social. juanfconde.blogspot.com


lunes, 20 de octubre de 2014

GARZÓN AZUL, Ardea cocoi

Por: Juan F Conde

También es llamada Garza Cuca o Garza Mora. Es una de las aves voladoras más grandes y esbeltas de la naturaleza, mide entre un metro y un metro con treinta centímetros de altura con el pescuezo estirado -130 centímetros-. Es de naturaleza muy tímida, esquiva y por lo tanto no es fácil de fotografiar. Cuando alguien se le acerca se retira con su vuelo lento, pausado y elegante.

 Se encuentra desde Panamá hasta la Tierra del Fuego, incluidas las Islas Malvinas. Y desde el nivel del mar hasta los 1500 metros de altura sobre el nivel del mar. No le gustan las grandes alturas de la cordillera de Los Andes pero ocasionalmente ha sido visto por encima de los 2000 metros.


De hábitos diurnos prefiere estar sola, o en pequeños grupos pero duerme en garceros, que son concentraciones de garzas que por lo general escogen un gran árbol para dormir, poco antes del anochecer. Hace un nido plano y tosco de ramas, juncos y chamizas. Pone de tres a cinco huevos. Se alimenta de insectos, peces, reptiles y anfibios. Eventualmente puede ser carroñero y comer ratones.



Fue muy perseguida en el siglo XIX por sus plumas usadas para adornos femeninos y de alta costura.

Referencias
-Observaciones personales
-Wikipedia, Internet
-Guía de las Aves de Colombia. Hilty y Brown


martes, 14 de octubre de 2014

¿ESTAMOS ASISTIENDO A LA RECUPERACIÓN DE ESPECIES EXTINTAS EN LOS FARALLONES DE CALI?

ALGUNAS CONTRADICCIONES

Por: Juan F Conde

GALLITO DE ROCA

Cuando Carlos Mario Wagner me pidió que dijera unas palabras para este conversatorio previo al acto de proclamar al Gallito de Roca –Rupicola peruviana sanguinolenta- como ave emblema –o insigne- del Valle del Cauca, me sentí muy honrado sobre todo porque quien iba a presentar a esta especie en este acto era el profesor Humberto Álvarez-López, decano de todos los ornitólogos y pajarólogos colombianos, que por razones de fuerza mayor no pudo estar aquí; pero en su remplazo, era un honor alternar con Carlos Mario a quien todos conocemos por sus conocimientos y bellas obras en favor de la biodiversidad; y con el doctor Francisco Piedrahita eminente pajarólogo; y nombro sólo mis conocidos. Tenía un problema ético para hacerlo: no había visitado aún ningún lek de Gallitos de Roca de la región. Pero tenía tiempo para hacerlo. Llamé a Carlos Mario y concertamos una cita para hacerle la visita a uno de los varios leks que tienen los ríos de Cali, uno particularmente importante en el río Felidia; más adelante explicaré su importancia.
La fotografía de la hembra fue tomada de wikipedia, de Internet

Un lek –palabra sueca- es una agrupación de machos que compiten por el apareamiento con hembras. Algo
así como un bar de encuentro de parejas. En las especies que presentan este sistema de apareamiento de lek, el macho no suele ocuparse de la descendencia, todos los machos se agrupan en lugares específicos para las exhibiciones y las hembras seleccionan a los machos con los que van a copular, de los que sólo
sacan sus células reproductoras. 

Cierto día, en nuestra casa de campo en Pichindé, escuché una algarabía de muchachos. Iban tras un pájaro que se les escapó de una jaula. Se trataba de una hembra de Gallito de Roca, la pude identificar. El papá de uno de ellos, un policía jubilado, compraba pájaros exóticos para tenerlos en jaulas. No dejé que la recuperaran, los amenacé con la policía -¡Qué ironía!- cuando quisieron hacer caso omiso de mi intromisión. La chica estuvo posada por varias horas en uno de los guamos cercanos a nuestra casa y luego se fue en busca de su lek; lamenté no haber tenido cámara para fotografiarla. Ése fue el día en que conocí a la hembra. Luego en el aviario de Cartagena conocí los varios ejemplares que allí tienen en cautiverio. Pero tenía que conocer los de nuestra tierra en sus espacios naturales.
 El domingo 26 de septiembre de este año de 2014, por fin hicimos lo tantas veces aplazado: ir a ver los Gallitos de Roca.

Los Gallitos de Roca los podemos ver en un lek en El Pato, vereda de La Leonera, corregimiento de Cali, ubicada entre Felidia y Pichindé, en los Farallones de Cali. Hay otros sitios pero este es el más asequible ya que queda a unos quince minutos bajando hacia el río Felidia. Don Jaime Zertuche nos guía por sólo diez mil pesitos por persona.


Don Jaime Zertuche. A este personaje lo conozco desde hace varios años por referencias escuchadas en las charlas en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali a las que he invitado a Carlos Mario. Quizás esta historia haga famoso para la pajarología y el conservacionismo tanto a don Jaime como a Carlos Mario y aquí la voy a resumir para este relato informal, que no sé si sea adecuado el género del anuncio publicitario de este evento en el que me anuncian como ponente: Fernando Conde, y aunque también me llamo Fernando de segundo nombre, soy más Juan, me siento más Juan, me nombran más Juan, así que soy Juan, y pueden llamarme Juan, y ahora me estoy firmando Juan F Conde, porque también soy Conde, de nobleza. Y de segundo apellido Libreros que significa libertad, o el que vende libros o al que le gustan los libros y con todos me identifico, y aunque no vendo libros mi papá y mi mamá tuvieron una librería. Yo los escribo.

La historia de don Jaime simplemente hay que resumirla así: extraía animales y plantas del bosque para sobrevivir. En otras palabras, era un depredador de la naturaleza.

Pero el destino de don Jaime era conocer a Carlos Mario y a su grupo de amigos, entre los cuales hay varios héroes a los que tendremos en algún momento que rendirles un sentido y gran homenaje por la valentía de querer proteger al mundo.

Y este valiente y quijotesco grupo de conservacionistas poco a poco le fue cambiando la mentalidad a don Jaime, le cambió el chip, como decimos hoy.

-Tanto o más dinero puede obtener si yo le traigo aquí a personas para que usted les muestre los Gallitos de Roca-, fue el argumento para convencerlo. -Y es mejor que usted proteja los árboles, sembremos más especies forestales y atraigamos más especies para que el sitio se vuelva turístico de avistamiento de pájaros-.

La historia no hay que alargarla más. Hoy don Jaime Zertuche hace eso, vive del ecoturismo. Se gana la vida protegiendo los Gallitos de Roca y sembrando especies forestales para que vengan todas las hermosas especies de pájaros que tenemos en estos increíbles Farallones de Cali. Y necesitamos a muchos Carlos Mario y a muchos don Jaime que quieran ser partícipes de esta fiesta de la naturaleza que es ver pájaros en su entorno natural.

En nuestra rica experiencia con don Jaime de guía pudimos ver, además de los machos de Gallitos de Roca, por ejemplo, una hermosa especie que estaba extinta en Los Farallones como lo es la Oropéndola Común –Psarocolius angustifrons-. La hermosa  mochila que hace de nido le compite en belleza a su exótica figura. -Fotografías tomadas de wikipedia-.

Y en esto de nuestra naturaleza del Valle del Cauca hay muchas contradicciones que van desde tantos proteccionistas –necesitamos que se nos unan muchos más- hasta los humanos depredadores –que cada vez  sean menos-, desde la guerrilla sembradora de minas miserables arranca pies hasta el doctor Francisco Piedrahita, desde invasores de los parques naturales hasta reforestadores de corazón como los muchachos de la Fundación Amatea.
 En este mar de contradicciones vi desaparecer a comienzos de los años sesenta, en mi pueblo Ginebra, el Coclí –Theristicus caudatus- a manos de los depredadores para hacer los primeros sancochos que no fueron de gallina sino de Coclí, y luego verlo reaparecer, cincuenta años después, de sus cenizas y poder verlos hoy cruzando los cielos de Cali y del Valle del Cauca con sus graznidos “como trompetas de aluminio” como reza el poeta Neruda diciendo de las Bandurrias, que son nuestros hermosos Coclíes.
Fotografías: Felipe Anaya
Pájaros que nunca pensé ver en Los Farallones de Cali como el Quetzal Colinegro –Pharomachrus auriceps- o el Trogón Collarejo –Trogon collaris-, hoy poblando con sus hermosos silbos y vistosos plumajes los árboles que aún no han sido derribados.

Tampoco pensé nunca volver a ver a las Cotorras Cheja –Pionus menstruus- y ser espectador privilegiado de bandadas de más de quinientos ejemplares en el Club Campestre y sus alrededores.


O ser testigo por los mismos sitios de una bandada de treinta Guacamayas Carisecas –Ara severa-, o grandes parvadas de Perico Carisucio –Aratinga pertinax-, o pequeños grupos del Perico Chocolero –Aratinga wagleri-, como también la Lora Petirroja –Amazona autumnalis- y la Lora Común –Amazona ochrocephala-, y el Periquito Bronceado –Brotogeris jugularis-, sólo por hablar de la hermosa familia de las Psitácidas, que no son otros que pericos, loros y guacamayas.

Quisiera volver a ver las grandes y bullosas parvadas del Periquito de Anteojos –Forpus conspicillatus- que nos alegraban las tardes a la salida del Colegio San Francisco de Asís, en mi pueblo Ginebra, también en los años sesenta. Por ahí hemos vuelto a ver algún grupito de cuatro o cinco de estos preciosos muchachos. 

¿Por qué estamos asistiendo a la recuperación de estas especies? ¿Cuáles son las causas de este fenómeno? En una charla de pájaros que preparé para otra invitación en la CVC dije una blasfemia que voy a repetir. El que hayan mermado los depredadores humanos se lo debemos a la guerrilla porque huyeron de miedo a que los ajusticiaran como ocurrió con algunos. Pero esto no puede justificar las muertes ni los actos violentos de la guerrilla ni los de nadie.

En mi blog –juanfconde.blogspot.com- publiqué hace unos días un artículo escrito a dos manos con mi amigo Álvaro Calonje; él lo tituló “En el postconflicto los bosques caen”, y allí denunciamos cómo en cada acuerdo con grupos paramilitares -y grupos de otras índoles delincuenciales-, hay por todo el territorio nacional bosques arrasados para darles tierras; o les entregan las tierras, antes bosques, que han sido arrasados por los narcotraficantes o colonos inescrupulosos. Y es necesario estar atentos para que cuando se firme la paz con la guerrilla, no sean los bosques y las reservas naturales, nuestros bosques, nuestra heredad, la que sea feriada.

En este mismo mar de contradicciones hoy vemos al Carpinterito Habado –Melanerpes rubricapillus-, que no deberíamos de tenerlo en el inventario de nuestras aves del Valle del Cauca porque sus hábitats han estado en la costa Atlántica. Llegó al Valle del Cauca y aquí se quedó, como consecuencia de la deforestación del centro de Colombia.

Nos la hemos pasado pidiéndoles a las autoridades que actúen, que defiendan nuestros recursos naturales, que defiendan nuestros parques, los ríos, los humedales, pero estos llamados y estos gritos de auxilio no han sido escuchados, o los escuchan pero no hacen nada por ello. Lo peor es que las mismas autoridades en muchas ocasiones han sido, son y siguen siendo cómplices de estos crímenes contra la naturaleza, y debemos seguirlo denunciando. No nos vamos a cansar de seguirlo haciendo y de seguir buscando estrategias para que actúen, y las que nos ingeniemos para actuar nosotros mismos.

Soñamos con que nuestro Valle del Cauca, Cali y Los Farallones de Cali seamos un destino mundial por excelencia en el avistamiento de aves porque Colombia es el país más biodiverso en aves del mundo, el Valle del Cauca es el departamento más biodiverso en aves del mundo y Cali la ciudad más biodiversa en aves del mundo. Es nuestra mejor ventaja comparativa para atraer el ecoturismo de avistamiento de pájaros del mundo entero.

Publiquemos y socialicemos, pues, a nuestro hermoso Gallito de Roca como nuestro pájaro insigne o emblemático del Valle del Cauca. Y para nosotros, aquí entre nosotros y sin que se enteren los científicos, no seguirá siendo el Rupicola peruviana sino el Rupicola vallecaucana. He dicho.